SALA 5 - DESAFÍOS E

Tell en el Ascasubi

René Magritte
(Bélgica, 1898 – 1967)
El hijo del hombre, 1964
Colección particular

https://en-m-wikipedia-org.translate.goog/wiki/The_Son_of_Man?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sge

En donde yo pasé mi infancia había varios lugares para regocijo de los bochófilos: clubes, canchas barriales y muchos baldíos pisoteados en los que se podía jugar.
Nunca me gustaron las bochas, pero guardo el recuerdo de un virtuoso sin brazos que hizo una exhibición nocturna en el club al que asistían los bochófilos de mi barrio: el Ascasubi. Una cosechadora, dijo o se decía, se los cortó, y llevaba las mangas blancas de su camisa tomadas con alfileres de gancho más arriba de los codos. El hombre, que entonces yo desde mi edad de un dígito veía como mayor, se quitaba las alpargatas y jugaba descalzo. Con el pie izquierdo montaba la bocha sobre el empeine del derecho y esta parecía quedar pegada hasta que él no la arrojaba. Primero hizo un partido con su acompañante, como para que el personal viera cuán bien podía desempeñarse, y tras eso vino la exhibición: el partenaire tomó una bocha en cada mano y desde el otro extremo de la cancha el manco se las sacó con sendos bochazos. Si eso resultó asombroso, lo que siguió fue temerario, en particular para el destinatario, que se puso un pequeño receptáculo en la cabeza, sobre el que depositó la bocha, y esperó imperturbable (desconozco que tranquilizante se consumía entonces). Tras un par de tanteos de aproximación por altura –empezó por arriba, afortunadamente–, al siguiente tiro el ejecutor sacó limpia la bocha.
Quien indague sobre la historia de Guillermo Tell, al que me hizo recordar este bochista, encontrará que no hay datos ciertos de su existencia y que tal vez sea un personaje armado a partir de relatos de héroes anónimos de la independencia suiza, en el siglo XIV. También a mí me costo darle credibilidad a esta historia del bimanco (me hago cargo del neologismo), porque mucho tiempo después cuantas veces conté el hecho parecía que nadie ni siquiera había escuchado de él. Finalmente aparecieron testigos y hasta incluso información sobre quién era aquel hombre. En cambio, nada supe de su acompañante, si está vivo o ya murió, y en este caso, de muerte natural o de un bochazo. (Tampoco la historia registró el nombre del hijo de Guillermo Tell, ni que fue de su vida).
Duro y anónimo oficio el de partenaire.

David Teniers
(Amberes, 1610 – Bruselas, 1690)
Juego de bolos, 1643
Museo del Prado, Madrid

https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/juego-de-bolos/9f96e397-d23b-4209-823d-2d1efb2ee5e1

Ruggero Focardi
(Italia, 1864 – 1934)
Il gioco delle bocce, 1882
Galleria d’Arte Moderna, Florencia, Italia

https://commons.wikimedia.org/w/index.php?search=ruggero+focardi&title=Special:MediaSearch&type=image

József Rippl-Rónai
(Hungría, 1861–1927)
Jugadores de bochas, 1892
Galería Nacional de Hungría, Budapest

https://commons.wikimedia.org/w/index.php?search=J%C3%B3zsef+Rippl-R%C3%B3nai&title=Special:MediaSearch&type=image

Eduardo Zamacois
(Bilbao, 1841 – Madrid, 1871)
Bufones jugando al cochonnet, 1868
Museo de Bellas Artes de Bilbao, España

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Zamacois_y_Zabala

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