Reginald Marsh
(París, 1898 – Dorset, 1954)
Battery Park, 1926
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Recordando a las hermanas Poppole
–O cuando venían al puerto las hermanas Poppole, vestidas de domingo, algo incómodas con una ropa a la que no estaban acostumbradas, para no hablar de los zapatos de taco alto que las ponían en peligro constante.
–Una lo coqueteaba a un gringuito del campo que cantaba en la orquesta de Brunori, con cara de canchero, mueca para un costado, sudando por la comida y algunas monedas. El tipo presumía de delicado, pero tenía manos de campesino.
–Le habrán servido para lo que terminó siendo: fajador en la cana.
–Un vecino de mi prima se casó con la Elena.
–Esa era la del medio, a mí me gustaba la mayor, Berta, era alta y elegante y hasta parecía una tipa fina. Yo tenía apenas dos años menos que ella, pero me parecía inaccesible.
–Se hizo enfermera y creo que se casó con un médico.
–Así es. Un cardiólogo. La Berta enviudó y se volvió a casar. Mi hermano la conocía.
–Yo la vi para una Navidad de hace varios años. Vino a visitar a su familia. ¡Qué mujerona la Berta! Estaba mejor que cuando joven.
–La cuestión es cómo estamos nosotros…
–A mí me interesa más cómo… o quiénes éramos nosotros cuando las Poppole venían al puerto.
–Una mierda, ni lo dudes. Sin trabajo, ni un centavo en el bolsillo y ningún proyecto de qué hacer con nuestra puta vida. Las Poppole tenían al menos el porte, la figura agraciada… No sé… Algo más que nosotros.
–Yo no me quejo. Mi hijo tiene su barco, el otro es capitán y la nena se casó con un acopiador.
–Dije nosotros y en esa época, no ahora. Y los hijos no entran en esta historia.
–Yo no tengo hijos, pero nunca hubiera querido ver a ninguno de los míos dependiente de esta mierda de la pesca.
–Mataría por tener una foto de entonces.
–¿De ellas o nuestra?
–Me da igual. Una foto cualquiera que me refresque los recuerdos que de a poco se me van borrando.
–Las Poppole no tenían nada que envidiarle a las modelos que se ven en la televisión. Ninguna de las hermanas.
–Es verdad… pero en aquella época gustaban más rellenitas.
–¿Quién está hoy de enfermero de salida?
–Remigio.
–Bueno, cuando venga a buscarnos Remigio díganle que me haga acordar de mostrarles una revista que vi en el comedor, donde hay una foto de una pintura en la que hay tres minas que se parecen a las Poppole.
–¡Las Poppole…! ¿Cómo se llamaba la mayor?