Edward Hopper
(EEUU, 1882 – 1967)
Gas, 1940
Museum of Modern Art, New York
La estación
Rojos los surtidores
con algo de antropomórficos
y un hombre de chaleco y corbata que los atendía.
Los pinos enmarcaban la ruta desierta
y resaltaban el oro del pasto seco.
Había también una columna con un cartel
pero para entonces yo no sabía leer.
Recuerdo a mi padre trepándome a su furgón
y sentado a su lado dirigirnos a algún lugar lejano.
Tampoco sé qué hicimos,
pero cuando caía el sol él dijo
vamos a cortar camino
y comenzó a tomar atajos
senderos en medio del campo
hasta que fuimos a parar a la estación.
No sé
no puedo precisarlo
pero lo vi confuso
acaso extraviado
como si nunca hubiera esperado encontrar eso allí.
Los dos nos quedamos en el furgón.
Él no habló y yo tampoco le pregunté nada.
Estuvimos un rato que me pareció largo.
Empezaba a anochecer.
Pensé que era la ruta que mi padre buscaba
y que por ella seguiríamos
pero el meneó la cabeza
y tras dar la vuelta en redondo
condujo el furgón por donde habíamos venido.
Antes de eso di una última mirada
y vi la misma quietud
y el hombre que parecía dialogar con los surtidores.
Me dormí en el camino
y mi padre me despertó a la noche
ya muy tarde
en la puerta de casa.
A veces la recurrencia de un sueño
nos hace creer que se trata de algo vivido
pero yo sé que no soñé esa estación.